A través de una carta enviada a las autoridades con fecha 28 de abril, más de 600 Amigos de los Parques manifestaron su preocupación y exigieron herramientas concretas desde el Estado de Chile frente a las amenazas de los ecosistemas. Las impactantes imágenes que se registraron hace unas semanas en el Fiordo Comau, y que se suceden de manera periódica en las costas de las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, dan cuenta del desastre ambiental que está ocurriendo producto de la insostenible actividad de la industria salmonera en las costas del país.

Más aún, considerando los corredores biológicos de distintas especies y lo interdependientes que son los ecosistemas, el impacto de este desastre ambiental es de alto alcance y difícil de dimensionar en el corto plazo. Lo que demuestra este hecho es que la industria de la salmonicultura, como opera en Chile, no es sostenible.

Desde la introducción de esta industria, el sector ambiental en Chile ha manifestado la preocupación constante de identificar su efecto en los ecosistemas. Tal como manifiesta en un artículo la profesora de la Universidad de Chile y PhD en Geografía, Beatriz Bustos, junto al investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y profesor adjunto del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica, Felipe Irarrázabal; la salmonicultura genera los siguientes impactos ambientales principales: los escapes, la contaminación del fondo marino, y la eutroficación del agua y las mortalidades masivas.

En este sentido, además de la mortalidad masiva recientemente ocurrida, es altamente alarmante la constante ocurrencia de escapes. Los mismos autores reportan que: “tomando como referencia el informe de la Biblioteca del Congreso Nacional de mayo de 2019, Sernapesca reportó que entre 2010 y 2018 se produjeron 87 eventos, promediando casi 10 por año. Según los datos presentados, se puede estimar que, entre 2010 y 2017, hubo un promedio anual de escapes, cercano a 410.000 especies”.

“Es por ello que solicitamos a través de esta carta avanzar de manera decidida en Chile en un plan de «desalmonificación» en las aguas de nuestro país, tal como se ha avanzado en el plan de descarbonización de la matriz energética; además de pasos previos concretos como la prohibición total de concesiones en áreas protegidas y en sectores aledaños a ellas, la suspensión de operación de todas las plantas salmoneras que operan en condiciones anaeróbicas en el ambiente marino, es decir, que han generado bajos niveles de oxígeno, la revisión de las concesiones vigentes, con estricta fiscalización, y acotar el plazo de concesión de estas; y la actualización de los protocolos de información y de gestión biosegura en caso de desastre ambiental”, explicó Eugenio Rengifo, director ejecutivo de Amigos de los Parques.

Tal como manifiesta Fundacion Terram en una minuta pública, “una de las formas de atender esta problemática sería impulsando la discusión de dos proyectos de ley que se encuentran en actual tramitación en el Senado (Boletines N° 12.605-21 y 12.634-12), que modifican sustancialmente la regulación de la acuicultura en Chile y, en especial, de la salmonicultura, en el sentido de establecer normas ambientales y de adaptación al cambio climático para esta actividad, los cuales no han presentado movimiento desde el año 2019”.

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