Trabajo y Felicidad

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Está de moda hablar de felicidad y asociarla a la educación, al trabajo e incluso a tomar bebidas gaseosas. Sin embargo, llama la atención que se ponga como tema la necesidad de buscar la felicidad, que debería ser inherente al ser humano. Algo ha ocurrido en el camino que demasiadas veces uno se encuentra, por ejemplo, con estudiantes obligados a estudiar y no apasionados por esta posibilidad; empleados y profesionales, haciendo lo que les tocó hacer sólo para sobrevivir; incluso, nos encontramos tomando decisiones laborales sólo en función de una remuneración y no por aquello que nos apasiona hacer.

 Busquemos espacios laborales que nos nutran, enriquezcan y nos permitan desarrollar nuestra vocación interna y, desde la mirada de las organizaciones, integremos a personas que puedan desarrollarse y buscar su felicidad en el espacio laboral ofrecido. Según algunos expertos, transformar el trabajo en una experiencia positiva parte de uno mismo, por ejemplo poniéndose la camiseta, optimizando el tiempo, destacando nuestros logros, huyendo de jefes tóxicos, teniendo objetivos desafiantes, pero alcanzables; siendo proactivos y armando equipos de trabajo positivos, éstas, entre otras tantas formas de enfrentar activa y positivamente el trabajo.

 En la actualidad y desde la Gestión de Personas (RRHH), se ha caminado en función de relevar la  importancia  del capital humano como elemento diferenciador entre las organizaciones. En el actual mundo globalizado y competitivo, se pone el acento en la importancia de propiciar la felicidad de los trabajadores, vinculándola con el mejor desempeño laboral y, en definitiva, con mayor productividad.

 Algunos tips a considerar desde las organizaciones son: escuchar a los empleados, preguntarles qué es importante para ellos;  empoderar a los trabajadores y conseguir que la gente pueda identificar en su trabajo elementos de su vocación, entre otros. Mejorando las condiciones laborales se obtiene mayor rentabilidad y eso es un gran avance. Sin embargo, el preocuparnos por el otro, por su dignidad y por proporcionar buenas condiciones laborales debería ser un imperativo ético que nace de la esencia del ser humano y no sólo como respuesta a una mirada funcionalista de la relación laboral.

Destaquemos entonces todas las iniciativas que buscan mejorar las condiciones laborales y posibilitan el desarrollo de las personas, pero avancemos desde los distintos roles que nos toca desempeñar en la vida; y busquemos la felicidad, facilitemos a los otros el conseguirla y que no sea sólo por conseguir algo a cambio.

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Arturo Ayres Pinto

Director Escuela Psicología, UST Osorno

 

 

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