dania_cabrera_002Cuando un joven accede a la Universidad, lo hace en general con altas expectativas y motivación, con el claro propósito de entregar lo mejor de sí para alcanzar la excelencia académica y lograr transformarse en el profesional de calidad que ha añorado ser desde el primer día. Esta actitud resolutiva ha de ser fundamental para enfrentar los diversos desafíos que el ingreso a la Universidad conlleva; no obstante, la motivación personal por sí sola no es suficiente para responder a estos desafíos y alcanzar los propósitos que se ha propuesto. Será necesario además conocer estos desafíos y abordarlos con todos los recursos personales y psicosociales con los que cuente y con los que pueda construir.

Cuando un joven ingresa a la Universidad, cuenta con largos años de escolarización que le han familiarizado íntimamente con el sistema escolar, pero con la significativa diferencia de que en la educación superior la capacidad de autogestión será crucial. Para bien o para mal, el control externo de cómo el estudiante gestiona su tiempo y prioridades disminuye (para estudiar, para asistir puntualmente a clases, para participar en actividades recreacionales, entre otros), estando ahora en sus propias manos la responsabilidad de decidir qué hacer y cuando hacerlo, debiendo asumir en forma personal las consecuencias de esas decisiones.

El estudiante se verá inmerso en un mundo de múltiples oportunidades y estímulos, como también de múltiples exigencias, en que cada asignatura le demandará tiempo, esfuerzo y, por sobre todo, participación activa en que la que deberá en muchos casos reconocer, movilizar e inclusive desarrollar habilidades y conocimientos que hasta ese entonces no eran evidentes, no estaban desarrollados o no fueron necesarios. Para ello, deberá también enfrentar el desafío de saber responder a requerimientos diversos manteniendo un estado emocional  que le permita movilizar e inclusive optimizar esos recursos y no que, por el contrario, los paralice; de tal modo que le desafío le motive y no frustre sus anhelos.

Para lograr todo lo anterior, el estudiante deberá contar con un método de estudio que le permita ir adquiriendo el conocimiento en forma gradual y continua, más que concentrar “cápsulas de contenidos” en forma instantánea; deberá aprender que cada conocimiento que adquiera servirá de plataforma para el siguiente, y no sólo aquellos que en primera instancia le atraigan más.

Para ello, tanto el estudiante como su familia deberá saber que ser profesional implica tanto dominar los conocimientos y destrezas propios de la disciplina, como también gestionar en forma autónoma los propios tiempos, las prioridades, saber postergar la satisfacción inmediata de necesidades en pro de objetivos de mayor impacto, saber conocer y encausar las propias emociones de modo que propicien y no entorpezcan la disposición de los propios recursos, pero que todo lo anterior se adquiere en un proceso de adaptación en que los logros suelen no ser inmediatos, en que la frustración es parte del camino y que, por lo tanto, el apoyo de familia y amigos será fundamental.

Todas estas experiencias, al final del proceso, podrán ser integradas por el estudiante en forma fluida y armoniosa, dotándole no tan sólo de destrezas académicas, sino que también de la capacidad de autogestión emocional y conductual que será crucial para enfrentar el mundo laboral.

Por Dania Cabrera – Docente de Psicología

Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia

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